Para quienes hemos practicado el ciclismo, sabemos que es apasionante, pero a la vez es un deporte muy duro.
La filosofía del ciclista es vencerse a sí mismo primero, segundo apoyar al grupo de compañeros y tercero luchar por el equipo hasta lo último. La lucha tiene que ser total, a su mente llegan toda clase de imágenes, las cuales tiene que conseguir descifrar debido aun con el cansancio y agotamiento que soporta la carrera, pero algo debe hacerte continuar, luchar por los objetivos del grupo de compañeros y el equipo.
Tomando en cuenta esto, nos avocamos a realizar una analogia entre la formación de un Equipo de Alto Desempeño de cliclismo y un Equipo de Alto Desempeño de un Proyecto, para encontrar guías que como Gerentes de Proyecto podamos aplicar. Imaginemos que somos el entrenador del equipo de ciclismo de cara a la participación en la tradicional Vuelta Ciclística a Costa Rica.
En el ciclismo, hemos observado como ha dejado una historia individual para segundo plano y ha emprendido una filosofía de trabajo colectivo y de equipo de alto desempeño, requiere del esfuerzo de la totalidad de los que componen el equipo. Las acciones de todos, con un espíritu cooperativo y armonizado, adquieren el desarrollo del sentido de pertenencia al equipo en función de tres momentos fundamentales de la carrera: (ataque), (defensa) y el cambio de una a otra posición (transición). De esta manera, el entrenador debe aplicar una serie de principios para conformar el Equipo de Alto Desempeño:
1. Define un objetivo. Necesitas fijar una meta, los pasos necesarios para llegar a ella y comunicar todo claramente y sin descuidar detalles. Recuerda que las metas deben ser específicas, medibles, realizables, realistas y con un plazo definido.
2. Busca a los integrantes correctos. El objetivo de trabajar en equipo es integrar personas con diferentes niveles de habilidad y experiencia para alcanzar una meta específica. Por eso, es clave que analices con detención qué habilidades y características personales debe tener cada integrante. No necesariamente necesitas a los mejores, sino a los correctos.
3. Crea una estructura de trabajo. Tu misión es liderar y, para hacerlo, necesitas apoyarte en una estructura que facilite la comunicación entre los miembros durante la carrera y el seguimiento de los compromisos adquiridos internamente.
4. Comunica con claridad. Tu equipo necesita saber hacia dónde va. Puede que tú lo tengas claro, pero preocúpate que todos también lo entiendan.
5. Forma líderes. Un buen equipo debe trascender y, para que esto pase, lo mejor que puedes hacer es formar líderes al interior del equipo. Eso es bueno para todos. Las 8 habilidades de un gran líder son: 1) Encontrar la estrategia que permita alcanzar la meta. 2) Detectar qué pasa fuera del equipo. 3) Recurrir al corredor correcto con las conductas correctas. 4) Aprender a juzgar a la gente. 5) Fomentar la coherencia. 6) Establecer metas correctas 7) Definir prioridades con precisión. 8) Anticipar las presiones sin afectar al grupo.
6. Delega y da poder de decisión. La mejor forma de controlar la evolución de un equipo es organizar reuniones (entrenamientos) periódicas (diarias, semanales, quincenales o mensuales) y facilitar que todos puedan compartir ideas. Debes entrenarlos para la acción.
7. Reconoce logros personales y grupales. Recompensa y celebra públicamente los éxitos individuales y colectivos. Recuerda que reconocer no es lo mismo que adular.
8. Fomenta la flexibilidad. Es en este punto donde sabrás si elegiste a los corredores correctos. Es frecuente que los objetivos planteados en el inicio cambien o se redefinan. Cuando esto pase, necesitas equipos flexibles formados por personas flexibles.
9. Entrega los recursos necesarios. Un buen equipo sabe exigir y un buen líder debe aprender a conceder. Recuerda que debes proveer todos los recursos necesarios, aunque no estés de acuerdo en todas las peticiones. Evalúa con tranquilidad y transfórmate en un facilitador.
Como se aprecia un Equipo de Alto Desempeño tiene un liderazgo distributivo, en el cual el rol de líder es compartido por cada miembro para fortalecer la interdependencia y la toma de decisiones; se enfatiza tanto la responsabilidad individual en el logro de las actividades asignadas, como la responsabilidad mutua de cada miembro; tienen normalmente propósitos específicos, diseñados y trabajados por ellos mismos, que guían sus acciones; existe la figura sinérgica de productos colectivos del trabajo.
Como vemos, hay una analogía a la hora de formar un equipo de alto desempeño para ciclismo, como para un proyecto. Tratemos de aplicar esos principios y lograremos potencializar el rendimiento y energía de nuestro equipo de trabajo: No caemos, no desmayamos, como equipo siempre nuestra meta logramos”
Bibliografía
LLEDO, Pablo. (Ed.). (2009) Director Profesional de Proyectos: como aprobar el PMP sin morir en el intento. (2a ed) Victoria, BC, Canadá: el autor 2009.
PROJECT MANAGEMENT INSTITUTE (2008). Guía de los fundamentos para la dirección de proyectos (Guía del PMBOK) (4to ed) Pennsylvania, USA: PMI, 2008